Comunicado de las autoridades espirituales y organizaciones indígenas representantes de los pueblos indígenas amazónicos

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Comunicado de las autoridades espirituales y organizaciones indígenas representantes de los pueblos indígenas amazónicos

Para: La academia, investigadores e investigadoras, ONGs, agencias humanitarias y de desarrollo, las Naciones Unidas, la Organización Mundial para la Propiedad Intelectual (OMPI), estudiantes, trabajadoras y trabajadores y la sociedad civil internacional.

Somos los pueblos originarios que milenariamente hemos habitado estas tierras
ancestrales de la Amazonía, cultivando plantas medicinales y practicando los
conocimientos y las sabidurías de nuestras abuelas y abuelos para vivir en paz y
en armonía con la Madre Tierra.
Hace mas de 500 años llegó la invasión con el fin de apropiarse de los recursos y
las riquezas en los territorios donde vivíamos en comunión con la Madre
Naturaleza. Con la colonización llegaron las religiones que causaron daños
irreparables imponiendo la biblia y la palabra de dioses ajenos a nuestras culturas
espirituales y milenarias. Quisieron borrar nuestras conexiones sagradas con la
naturaleza, criminalizaron nuestras ceremonias espirituales y se burlaron de
nuestra ciencia botánica.
Hoy día seguimos colonizados e invadidos. Grupos armados, narcotraficantes,
acaparadores de tierras, multinacionales mineras y de hidrocarburos y ganaderos
siguen amenazando la pervivencia de nuestros pueblos, guardianes de los
ecosistemas amazónicos, los cuales son órganos vitales para la vida en todo el
planeta.
Las autoridades espirituales de los pueblos indígenas de la cuenca amazónica son
las personas responsables de conservar las tradiciones espirituales y los
conocimientos de la medicina sagrada del yagé (ayahuasca). A través de la
practica de la medicina del yagé hemos logrado resistir a la invasión y proteger
nuestra autonomía. Con ella también sanamos las enfermedades de comuneros y
comuneras, protegemos nuestros territorios y protegemos la vida de nuestros
lideres y lideresas.
Gracias a la planta sagrada del yagé desde la niñez cultivamos nuestra sabiduría,
comunicamos con los espíritus de la Madre Tierra y aprendemos cuales son las
plantas medicinales útiles para curar enfermedades. El yagé no es un alucinógeno
y no es una planta psicodélica. El yagé es una planta que posee un espíritu vivo y
que nos enseña como vivir en paz y en armonía con la Pacha Mama.

Los médicos indígena yageceros o curacas tienen que cumplir normas estrictas y
atenerse a leyes espirituales, como se estipula en el documento de la UMIYAC:
“Pensamiento de los Mayores: Código de Ética de La Medicina Indígena del
Piedemonte Amazónico Colombiano”. El proceso de aprendizaje para ser
medico tradicional, mujer sabedora y/o medico yagecero es difícil y puede durar
toda una vida. De acuerdo a nuestras costumbres culturales, son las comunidades
indígenas gracias a su constante veeduría las que valoran quienes son los
verdaderos médicos yageceros, curacas o iachas, que por su reputación,
sabiduría y linaje pueden asumir la responsabilidad de velar sobre la salud
corporal y espiritual de los pueblos amazónicos.
Hay jóvenes indígenas que se acercan a la medicina de yagé con superficialidad,
no poseen sabiduría, no conocen la planta pero salen de las comunidades, lejos
de los ojos de las autoridades espirituales, para presenciar ceremonias asumiendo
indebidamente el rol de médicos tradicionales. Se disfrazan con plumas y collares
y se hacen llamar taitas, palabra que además, solo quiere decir “padre” y es un
termino de respeto comúnmente usado en comunidades del pueblo Inga. El
objetivo de estas personas es buscar ganancias a toda costa, poniendo en riesgo
la salud espiritual e incluso, hasta la vida de sus propios pacientes.
También hay personas no indígenas que sin poseer los conocimientos de la
medicina ancestral del yagé, se apropian y abusan de nuestras practicas
organizando ceremonias, “retiros espirituales”, “turismo ayahuasquero” y “escuelas
de chamanismo”. Se trata de un fenómeno mercantilista de uso, consumo,
manipulación y apropiación de nuestras tradiciones medicinales, de nuestros
conocimientos y de nuestra imagen. Estas practicas violan la sacralidad de
nuestras cosmovisiones, ofenden a nuestras autoridades y van en contra de
convenios y tratados internacionales ratificados para proteger los patrimonios
inmateriales, medicinales, espirituales y culturales de los pueblos indígenas (i.e.:
Constitución Colombiana del 1991, Convenios 169/OIT, 1989 y Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas del 2007, entre
otros).
La planta sagrada del yagé es parte del patrimonio colectivo cultural, ancestral y
medicinal de los pueblos indígenas amazónicos y su propósito es curar
enfermedades. El yagé no puede ser utilizado por fines de lucro o negocios, fuera
del sustento de quienes practican la medicina tradicional por linaje y con el aval de
las comunidades y organizaciones indígenas.
Hay personas y empresas que con el fin de comercializar nuestras tradiciones
medicinales se han apropiado de nuestras simbologías, están usando nuestra
imagen e imitan nuestros usos y costumbres. Las redes sociales están saturadas
de ofertas de supuestas practicas indígenas, resultado de apropiaciones
culturales, cuyo objetivo es captar clientes para generar ganancias monetarias.
Mezclar tradiciones y practicas ancestrales como el uso del San Pedro, el yagé, el peyote, el kambó, el Bufo alvarius, iboga o el temascal,

descontextualiza, viola la sacralidad y debilita las tradiciones ancestrales
que son fundamentales para la pervivencia de los pueblos originarios, poniendo en
riesgo la salud de las personas que atienden a estos eventos.
También preocupante es la siembra comercial y la venta de especies de plantas
amazónicas para la preparación de yagé. Este nuevo proceso extractivo y de
sobre-explotación pone en riesgo la sostenibilidad de nuestros recursos y debilita
a las comunidades generando nuevas trampas monetarias reminiscentes de la
economía del narcotráfico.
El público internacional accede a estos servicios sin darse cuenta que la
apropiación y comercialización de nuestras tradiciones ancestrales interfieren con
nuestro camino hacia la autodeterminación. Las malas-practicas dañan delicados
equilibrios comunitarios, minan el espíritu colectivo de nuestras sociedades y
debilitan nuestra espiritualidad. Todo esto disminuye la resiliencia de nuestros
pueblos en resistencia, poniendo en riesgo nuestras vidas y la de los ecosistemas
amazónicos que queremos conservar y proteger.

Pronunciamiento

Como organizaciones de pueblos indígenas y autoridades políticas y espirituales
de los pueblos amazónicos y del pueblo Siona, Inga, Coreguaje, Kamentsá-Biya y
Cofán, declarados “a riesgo de exterminio físico y cultural por la Corte
Constitucional Colombiana (Auto 04/2009), denunciamos la apropiación, el abuso
y la comercialización indebida de la planta sagrada del yagé, de nuestras
tradiciones, nuestras practicas y nuestros saberes.
Reiteramos que empresas como la Escuela Ayahuasquera Europea, Inner Mastery
del señor Alberto Varela, y Verein Sol Jaguar del señor Antonio Valverde, entre
otras, siguen comercializando la medicina de yagé y difundiendo malas-practicas,
poniendo en riesgo la salud de pacientes y atentando contra los derechos
fundamentales de los pueblos indígenas, entre los cuales está el derecho a la
vida.
Ningún médico indígena yagecero, curaca, iacha, mujer sabedora o autoridad
tradicional, posee la facultad de certificar o autorizar a personas no indígenas para
oficiar ceremonias de yagé, no existe, dentro de nuestros sistemas de salud
autóctonos ningún “certificado” emitido por una autoridad o cabildo que avale a
una persona como medico tradicional. La sabiduría espiritual es un compromiso
mayor que bajo ninguna circunstancias puede ser reducido a la emisión de un
certificado.
Nadie afuera de las comunidades indígenas de los pueblos yageceros puede
cultivar, vender yagé u oficiar ceremonias. De acuerdo a los sistemas regulatorios
propios, las únicas personas que pueden oficiar ceremonias de yagé son los
médicos yagéceros, los iachas, los curacas y las mujeres sabedoras que cuentan
con el respaldo y el reconocimiento de las comunidades indígenas amazónicas, de
las autoridades tradicionales y de organizaciones indígenas como la UMIYAC, de
conformidad con la ley de origen, el derecho propio o derecho mayor.
Frente a este nuevo flagelo para los pueblos, hacemos un llamado urgente a todas
las personas de conciencia a no poner en riesgo su salud participando de estas
actividades comerciales y a respetar los procesos culturales y sociales de
resistencia de los pueblos indígenas.
Llamamos también a las instituciones nacionales e internacionales, a las Naciones
Unidades y a la Organización Mundial para la Propiedad Intelectual (OMPI), para
que en el marco de los convenios ya ratificados y de las negociaciones se tome en
cuenta la voluntad de los pueblos originarios de proteger la integridad de nuestros
conocimientos tradicionales (CC.TT.), porque de ellos dependen nuestras vidas y
la conservación de los territorios amazónicos.
Elevamos la voz a la comunidad internacional para forjar alianzas y construir
solidaridad activa para crear un gran movimiento de movimientos para la defensa
y protección de la Madre Tierra y de la Amazonia.

ATENTAMENTE:

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TABEA CASIQUE CORONADO
Ecuador – Representante Legál COICA
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LUZ MERY BECERRA JACANAMEJOY
Colombia – Representante legal ASOMI
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ERNESTO EVANJUANOY CHINDOY

Colombia – Representante legal UMIYAC

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FRANCO EVER PIAGUAJE
Colombia – Representante legal OZIP
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HERNANDO CHINDOY CHINDOY
Colombia – Representante legal Entidad
Territorial Pueblo Inga
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HUMBERTO PIAGUAJE
Colombia – Concejero espiritual UMIYAC
______________________
ELEUTERIO QUETA

Presidente ASMIC – Representante Pueblo Cofán

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JULIO CÉSAR LÓPEZ JAMIOY
Colombia – Representante legal OPIAC

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TIBERIO LUCITANTE QUETA
Colombia – Concejero espiritual UMIYAC
________________________
LUCIANO MUTUMBAJOY
Colombia – Concejero espiritual UMIYAC

2019-12-05T17:36:56-05:00 noviembre 1st, 2019|Declaración|